Pero bueno, ahora por fin estoy de vuelta y espero poder pasar mas tiempo por estos lares.
Ahora les traigo el relato del mes de enero de Adictos a la Escritura, el cual consistía en elegir una imagen, luego esa imagen representaría un genero y debíamos crear un relato relacionado con la imagen y que sea del genero correspondiente.
La imagen que elegí:
Genero: Terror
(A ver qué sale...)
Oculto en las sombras
Miraba a mí alrededor desorientada mientras avanzaba con cansancio,
aplastando a mi paso tantas ramas y hojas secas como podía. De cierta forma, el
ruido que producían al ser apisonados por mis pies me reconfortaba en aquel
inmenso bosque en el que me encontraba.
Aquella
mañana había parecido pacifico, tranquilo y lo suficientemente cautivador para
lucir encantado, quizás poblado por hadas y gnomos, como en aquellos cuentos
que solían relatarme cuando era pequeña. Pues, anteriormente con la luz del sol
filtrándose entre las hojas de los árboles, presumía vigor y magia.
En cambio, en ese preciso momento, ya no estaba el sol para
iluminar mis pasos. Sabía que
era solo una cuestión de minutos antes de que anocheciera por completo y no tenía
idea de hacia donde dirigirme.
¿Cómo pude
haberme dejado llevar por un tonto impulso y alejarme del campamento? Había
estado tan molesta que siquiera noté cuánto me había distanciado de la
acampada. Lo peor: No llevaba conmigo nada más que la ropa que vestía.
Puede que
solo haya avanzado unos pocos metros cuando finalmente me encontré rodeada por
la inmensa oscuridad, y solo unos pocos más adelante, llegué a un claro en
medio del bosque ¡Pero si yo no había pasado por ningún claro!
Genial,
estaba perdida.
Me sentía
tan frustrada y molesta que me deje caer sobre la hierba húmeda en medio del
claro y suspiré, agotada. Sabía que sería en vano que me empeñara en regresar
esa misma noche, sería mejor esperar a que me encontraran o a que se hiciera de
día. El cielo parecía salpicado por más estrellas de las que creí que existían;
la luna llena sobre mi cabeza tenía un aspecto místico, podía jurar que jamás
había sido tan grande.
Despatarrada
sobre la hierba como me encontraba, de repente el ulular de un búho rompió mi
calma de un sobresalto, haciéndome estremecer y desde entonces permanecí alerta
y sin mover un pelo.
Aun así, no
me percaté de nada hasta que fue demasiado tarde y la sensación de estar siendo
observada heló mi sangre. Era como si una parte de mí pudiera percibir que
alguien me vigilara oculto entre las sombras, al acecho.
El vello de
mi nuca y de mis brazos se erizó, y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Me
incorporé rápidamente totalmente aterrada, intentaba controlar mi agitada
respiración, pero no lo lograba. Sentía frío y calor al mismo tiempo mientras
intentaba distinguir algo entre las sombras de la noche a mí alrededor, pero no
lograba distinguir nada.
¿Por qué tienes miedo?
Oí una voz.
Giré en redondo, pero allí no había nadie. Yo… ¡la había oído en mi cabeza!
Mierda.
Comencé a
temblar. No, no, aquello debía de ser mi imaginación ¡Me estaba volviendo loca!
Intenté calmar mis nervios nuevamente, pero esta vez no pude evitar recordar la
noche anterior: mientras todo el grupo se encontraba reunido en la fogata, uno
de los guardias del campamento nos había contado una historia. A pesar de que
en su momento me parecía una burla y me reí de ello, ya no estaba tan segura de
tal cosa.
“Se dice que en las profundidades del bosque habita un demonio oculto entre las sombras nocturnas, a la espera de que alguna joven perdida llegue a él para tomar su alma. Se han hallado cuerpos sin vida que llevan una extraña marca –dibujó una especie de triangulo invertido con cuernos sobre la tierra- y las jóvenes que han sobrevivido dicen asegurar que el demonio en cuestión es un incubo, un demonio que las acosa en sueños. También sabemos que las sobrevivientes solo han vivido pocos días luego de ser halladas”
Mierda.
Y pensar
que me encontraba justo en ese bosque, sola, perdida y acababa de oír una voz
en mi mente, hizo que temblara aún más ¿cómo era posible que algo así me
estuviera pasando a mí?
No tienes de qué preocuparte
Volví a
girar sobre mis pies, ¿estaba jugando conmigo? Mi labio inferior empezó a
temblar y tuve que cerrar mis ojos para contener las lágrimas. No, no perdería
el control, no podía dejarme llevar por la histeria por más que deseara salir
corriendo y gritar a los cuatro vientos por ayuda, lo cual seguramente sería en
vano.
-Relájate –esta
vez no me asuste al oír nuevamente la voz, sino al percatarme de que esta vez
no provenía de mi mente. Si no de detrás de mi.
Contuve la
respiración y las lágrimas silenciosas se deslizaron finalmente por mis
mejillas. Mi corazón palpitaba violentamente y temí sufrir un infarto en ese
momento. Sentí su cálida mano acariciar suavemente mi brazo antes de voltearme
y enfrentarlo.
Tenía
cabello oscuro, hipnotizantes ojos violeta y era arrebatadoramente hermoso. No
era un monstruo como me lo imaginaba ni tan desagradable como me lo esperaba
pero ¿acaso el mal no era atractivo y el pecado tentador?
Pues aquel
misterioso y desconocido sujeto, con su cuerpo musculoso y esbelto, estaba para
pecar sin culpa ni remordimiento…
Sacudí mi
cabeza confusa ¡¿Pero qué me ocurría?! Probablemente el tipo pensaba en
arrancarme la cabeza y…
No es la cabeza lo que me interesa arrancarte. Aquellas palabras se deslizaron en
mi mente al mismo tiempo que su impactante mirada recorría mi cuerpo, el cual
me traicionó de la peor forma posible ¡malditas hormonas! ¿Cómo podían
despertar justo en el momento más aterrador de toda mi vida?
Intenté
apartarme pero para mi sorpresa descubrí que no podía moverme, fue entonces
cuando perdí el control y dejé escapar un sollozo y comencé a llorar como una
niña pequeña.
-Por favor,
déjeme ir –imploré, esperando que milagrosamente se apiadara de mí y se
alejara. Dio un paso para aproximarse y tomó mi rostro con sus manos, podía
notar un agradable calor allí donde colocaba sus manos. Aproximó su rostro al mío
y susurró en mi oído.
-¿Estás
segura?
Me encontré
hechizada por su voz y así no podía estar segura de nada. No fui del todo consciente
de lo que ocurrió después, pero podía recordar besos, caricias y fuego envolvente.
Al
despertarme a la mañana siguiente con los rayos del sol acariciando mi cara no
pude evitar el impulso de buscarlo, pero no estaba allí ¿y si había sido solo
un sueño? Mi ropa estaba intacta y no había indicio de todo lo que había
ocurrido la noche anterior, o lo que yo creía que había pasado.
El grupo me
encontró a los pocos minutos de despertar. Cuando regresé a casa aquella tarde
lo primero que hice fue tomar un baño, y fue en el momento de salir del agua en
el que la vi. Sobre mi vientre, justo debajo de mi ombligo tenía dibujado al
rojo vivo un triangulo invertido con dos pequeños cuernos y no pude evitar
estremecerme.
Una parte
de mi estaba totalmente segura de lo que significaba: aquella noche él vendría
por mi.
¿Qué me dicen? La verdad que yo no estoy del todo convencida pero bueno, me esforcé por hacerlo lo mejor posible.